lunes, 30 de abril de 2007

La biblioteca perdida

Roxana deja un comentario en el último post instándome a que haga lo que anuncio, y de paso que no anuncie lo que hago, como si fuese un Twitter de la vida. El fin de semana me lo he pasado atendiendo a las visitas y buscando lo perdido. No había nada. En las incontadas mudanzas de los últimos años hubo un momento en el que se me olvido hacer un resguardo del disco duro y todo, o gran parte, está perdido. Martín Cué asegura que ya no tiene sus fotos del Jardín Parabólico, aunque haya rescatado sus textos y me los haya pasado para que se los publique. Así estamos.
Marta Soto, ya lo sabeis, no tiene esos problemas.

A veces, un disco duro es como el viejo despacho de la casa familiar, la biblioteca en la que se apilan los libros que ya leíste y los que no vas a leer, pero hay siguen acumulando polvo y espacio y recordándonos como eramos entonces. Entre ellos, la lista de los sitios que solías visitar y como los libros viejos, hablan de cosas que ya no te interesan o que han pasado. Sitos de la web que se abandonaron como un coche viejo, como este mismo blog durante un tiempo, y con nostalgia te preguntas que habrá sido de ellos desde entonces. Ya no serán los mismos.

Nos pasa a todos.

Enviado por Marcial Castañón

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